Todo comenzó cuando me planteé una pieza que tenia que salir del corazón de un tronco de fresno; aserré el tronco verticalmente, y quedaron como sobrantes dos magníficos costeros de unas buenas dimensiones; cada vez que veía esos costeros sentía una especie de llamada de atención que me obligaba a reflexionar sobre alguna posible actuación; en varias ocasiones pensé hacerlos leña para la estufa, pero había algo que me impedía hacerlo. ¿Por qué desechar una parte importante de ese árbol, si me había ofrecido su corazón para mi deleite?, entonces pensé que lo más justo, seria volver a reconstruirlo y dignificarlo, despues de haber utilizado una parte de su cuerpo.
Recuperar partes sobrantes de otras esculturas,viejos troncos, o arboles derribados sin causas justificadas que luego acabarán en el mejor de los casos en forma de leña, y en el peor en un vertedero de materiales inertes, (gran error, pues un árbol, jamas sera un material inerte), ha sido uno de mis objetivos en esta última exposición. La intervención mediante alambre o hierros tiene como fundamento, por una parte la expresión de la presencia humana en este trabajo, y por otra la utilización de estos materiales como herramienta reparadora, como si de una cirugía se tratase, para volver a poner en pie los trozos de madera trabajada, para así recuperar de nuevo la posición naturalmente erguida que debe mantener un árbol.