miércoles, 5 de agosto de 2009

El encuentro con los materiales

Un largo camino recorrido


Buscar los materiales siempre es un ejercicio duro, en cuanto que es como buscar una pieza de puzle entre miles, encontrar el material produce una satisfacción insospechada, pues resulta el encuentro a veces entre la idea y la materia, y eso es muy valioso; es un ejercicio similar a ir a buscar setas, estas ansioso y emocionado desde que sales de casa y hay días que vuelves lleno de gozo, y otros solo con el paseo invertido - que no es poco-


Tronco varado en el arenal de Moris/2008



Siempre me han llamado la atención los desechos del mar, los expulsados de ese lugar, por no pertenecer a él o porque su vida ha llegado al final en ese medio. El pasado año, estaba enfrascado en la rehabilitación de los arboles, claro esta, árboles de mi entorno, con una presencia muy clara, corteza, ramas o raíces, que indican claramente su origen ; en uno de los paseos por la playa surgió ante mi otra posibilidad, recuperar esos otros árboles, árboles viajeros que aun careciendo de las características visuales propias de los mismos, también lo son y a veces el único testigo de su condición se encuentra escondido bajo ese manto de erosión y trabajo del tiempo.


El mismo tronco un año después acompañado de unos amigos.




Tres troncos de mediano y pequeño tamaño, pude acarrear hasta mi taller y transformarlos en piezas que incluí en mi última exposición, pero hubo un tronco que me maravillo y que me resultó imposible recogerlo; un año entero he estado pensando en él; al principio, me venia a la cabeza volver a por él a pesar de los muchos kilómetros, pero desechaba la idea, pensando que igual que llego a la playa se podía haber ido, y que seria un viaje en balde; aun así, he seguido pensando en el siempre. Llegado este verano, se presentó por circunstancias la posibilidad de volver a Asturias a pasar unos días y desde que esto sucedió, el deseo de volver a verlo y la inquietud por encontrarlo se apoderó de mi. La gran seta podía estar esperándome allí, o quizás alguien se podía haber adelantado.




No siempre es fácil.



La primera playa que visitamos, fue el arenal de Moris; enseguida encaminé mis pasos hacia donde creía que podría estar, la ansiedad me impidió meter los pies en el agua, a modo de saludo al mar, dudaba de las posibilidades de éxito; pasé al lado de dos bañistas que se encontraban sentadas sobre un tronco; continué andando con cada vez menos esperanzas, pues la playa se acababa y en ese momento, mi cerebro debió procesar alguna imagen que hizo girarme y escrutar ese tronco que aunque medio tapado por las toallas de las bañistas y amen de sus traseros , ofrecía algunas partes vistas; las mujeres me miraban desconfiadas y yo no se lo podía explicar, pero tras dar un par de vueltas a su alrededor, mi cuerpo sintió algo, algo muy grato y difícil de explicar; Ese árbol me había esperado durante un año entero.......y eso, es de agradecer.

... es lo que tiene el encuentro con los materiales, o el encuentro de los materiales, como ustedes quieran.



1 comentario:

Establo Pegaso dijo...

Me gustan mucho los trozos de madera que la marea devuelve a la orilla, tienen un no se que de náufragos, y toman formas y texturas que nos cuentan historias de su viaje.

Un saludo