jueves, 25 de octubre de 2012

El cartel V

Hades, paseaba carretera arriba alternado sus pasos musicales con rimas a veces imposibles; el amor es fácil pero expresarlo a veces cuesta más de lo que pensamos; uno tras otro vomitaba versos como si de su cuerpo huyeran, siempre al compás de sus pasos, siempre en un hip-hop enloquecedor que iba ascendiendo de tono a medida que una palabra empujaba a otra. Al llegar al cruce se detuvo delante del panel de chapa que daba cobijo al misterioso cartel; miro a su alrededor queriendo confirmar su soledad para después centrar su mirada en la casa que quedaba a su derecha, una casa de piedra y ladrillo rojo en la que tan solo destacaba un pequeño balcón con ropa tendida; por un momento pareció convertirse en estatua  y solo su cabeza  se movía oscilando entre el expositor y el balcón. Hades, hacia tiempo que soñaba con tener entre sus brazos a Airam, pero nunca se lo había dicho,es más, nunca había cruzado una palabra con ella, bueno, o si: cada vez que quería transmitirla algo, se lo hacia saber mediante un pequeño escrito dentro del cartel, evidentemente siempre eran mensajes cortos, y medio disimulados ,  no eran explicitamente peticiones, sino más bien insinuaciones ; él pensaba que Airam era una mujer muy lista, y que sin duda sabría lo que él quería  es más , estaba convencido de que ella no tenia ninguna duda sobre la autoría de los carteles  aunque dudaba de su buena interpretación. Hades continuaba moviendo de un lado a otro la cabeza como queriendo captar algo, cualquiera que lo viera, podría pensar que andaba tras el vuelo de algún pájaro de los muchos que frecuentaban el lugar; en un momento determinado y después de fijar su atención en aquel balconcillo durante unos segundos que parecieron días, se acercó al cartel y de un movimiento certero lo arrancó y plegándolo varias veces  lo guardó en el interior de su camiseta, junto a su pecho.
La tarde continuaba,  emprendió de nuevo la marcha. con su ritmo habitual, sin pausa, esperando que algún día esa mujer entendiera aquello que sentia por ella.





Airam había pasado una mala noche , no dormía bien desde hacia algún tiempo, su cabeza no la dejaba descansar , el trabajo, su ex, sus hijos, ya se sabe, ese cúmulo de cargas que llevamos arrastrando y de las que no sabemos como deshacernos, además continuaba echando en falta un cuerpo amigo a su lado con quien compartir las miserias, amén de algún que otro placentero rato de sexo;  descansaba en el sofá frente a la balconada,   el sol se colaba por  ella y  acariciaba sus piernas suavemente, la entrada del otoño permitía que los rayos entraran más profundamente en la casa e invitaba a despojarse de la ceñida ropa que la vestia ; por un momento su cabeza pensó en el cartel, ese cartel que a veces la dedicaba bonitas palabras
y que misteriosamente aparecía y desaparecía como por arte de magia. ¿Que pretendía la persona que los colgaba? si iban dirigidos a ella ¿por qué no conocía a su autor? en algún momento llegó a pensar que quizás fuera una persona muy fea, o muy tímida, o ambas cosas, la cuestión es que deseaba de alguna manera, que esas palabras se transformaran en actos, en besos, en abrazos. Instintivamente, inclino su cabeza hacia adelante para observar el expositor; el corazón comenzó a latirle muy rápido,  había alguien parado frente el cartel, a su cartel, pero no podía asomarse para verlo con nitidez debido a su desnudez, no podía aparecer así sin más delante de la persona que la estaba cortejando; se dirigió a su habitación dando trompicones y haciendo volar todos los objetos que se encontraban a su paso, rapidamente se enfundó la primera camiseta que tuvo a mano y volvió con paso ligero hacia el balcón. Dudó, no sabia si salir abiertamente o quedarse tras los visillos, deseaba ver a su personaje, identificarle y ver como cambiaba el mensaje, qué otro alago recibiría o qué otra petición. La necesidad pudo con ella y salio al balcón; su mirada se posó sobre el muchacho del cartel, su cara  le era conocida, era el joven de pelos largos que andaba a saltitos recitando salmos o lo que fuera; de nuevo se había equivocado, simplemente era un paseante habitual que se había parado a leer el cartel, movido seguramente por la curiosidad, aunque ella estaba convencida de que no entendería nada, pues solo a ella y para ella iba destinado el mensaje; según se volvía para entra de nuevo en la casa con la cara algo contrariada, su mirada se cruzó unos instantes con la del paseante que continuaba su camino.
Airam se acurrucó de nuevo en el sofá, con la cabeza reposando sobre él y sus manos unidas entre las piernas mirando en dirección al cartel, quizás , esperando de nuevo poder descubrir algún día a esa persona que le dedicaba bonitas palabras.




jueves, 11 de octubre de 2012

1000 chicles para el Reina Sofia

Todo comenzó el día en que quedé con Anto para hacer una pequeña intervención en la plaza del museo Reina Sofía;  http://www.youtube.com/watch?v=ZykDr90JUJo  entonces puse unos cuarenta o cincuenta chicles y la historieta me gusto, pero me supo a muy poco, yo veía la cantidad de manchas que salpicaban el pavimento y sentía pena de no poder actuar con todas y cada una de ellas, entones me salio de dentro:
!! Anto aquí podemos poner mil.!!

El tema era crudo solo con  pensarlo, 1000 chiles !!Buff!!! una pasada, pero he aquí que justo el día en que nos íbamos a ir unos días de vacaciones, con las maletas ya cargadas y el apartamento reservado, un lumbago echó por tierra esos merecidos planes. Para mi el lumbago es ya un asunto bastante asumido; cuatro o cinco días sin moverme de la cama o el sofá  manta eléctrica  anti-inflamatorios y una vitaminas.Esta situación es fastidiosa, pero siempre suelo encontrar algo que lo hace un poco más llevadero.


                  !! 1000 chicles !! ese era el momento oportuno para los 1000 chicles del Reina            


Arcilla, palillos de bambú -de los chinos- y unos trozos de corcho blanco donde poder clavarlos


Poco a poco y con un vicio igualable al de comer pipas, 


                             la mesa del comedor fue llenándose de estos pinchitos hasta sobrepasar
                                                de forma notable la cantidad que necesitaba,

                           
                                Mas tarde y ya bastante recuperado para cierta movilidad llego la sesión 
                                 del coloreado.


                                                                    ...... menta.....


                                                                    ...... fresa.....


                                                                   .....naranja.....  
                 
                                                               
                                                                     .....limon.....


                       Ensalada de colores vivos preparados para ir a buscar sus respectivos chicles



                                                      Una soleada mañana de Octubre


                                                          Convocatoria entre amigos

                   
                                                              y a pegar chicles


                                 Teniendo en cuenta que aproximadamente ocupamos alrededor
                                            de un cinco por ciento de la superficie de la plaza


                                                           y que pusimos 1000 chicles


                                   esto quiere decir, que en esa plaza puede haber la friolera de
                                               !!! 20.000 chicles !!! pegados en el suelo


                                  ¿Habrá una segunda convocatoria para cubrir toda la plaza?
                                   ¿ Hay voluntarios para fabricar tal cantidad de golosinas?


lunes, 8 de octubre de 2012

El cartel IV


Airam tendía la ropa , iba del barreño a las cuerdas y viceversa , eran gestos mecánicos repetidos una y otra vez aprendidos a fuerza de coladas; de cuando en cuando, se recogía el cabello y miraba hacia el horizonte, en este caso una bella montaña que se levantaba sembrada de pinos frente a su casa; esta daba justo a un cruce de caminos y era paso necesario en los paseos matutinos o vespertinos de los habitantes de aquel lugar, bien fueran jubilados que cumplían  con su ejercicio diario,o de los jóvenes y parejas que ascendían hacia el campo de fútbol  o hacia el pinar que se encontraba al culminar el collado. Airam soñaba, siempre con los ojos abiertos, soñaba, esperaba quizás el día en que él apareciera, el día en que viera sin lugar a dudas a aquel loco que le escribía aquellas cosas en el cartel de enfrente de su casa.pero como saber quien era, con la cantidad de personas que transitaban por aquel lugar... En alguna ocasión se había asomado a la ventana durante la noche alertada por los continuos ladridos del perro del vecino, pero tan solo había podido intuir alguna sombra, de la cual por supuesto ella había huido de puro miedo, quedándose con las ganas de poder ver a su galán; pero no importaba, siempre quedaba su sueño y su cálida mano que penetraba acariciando la intersección de sus muslos. Cierto que el cartel la estimulaba, y que, como no reconocerlo, la alagaba sobremanera el volver del trabajo o despertarse con un nuevo mensaje, con una nueva caricia visual, pero le empezaba a pesar el anonimato, esa falta de gallardía que sin duda empañaba la imagen de aquel amante en potencia.




 A veces el cartel  se deterioraba, como en este caso tras unas lluvias, pero luego recobraba su esplendor tras los cuidados esmerados de su autor.


                                 De las proposiciones más incisivas a las suaves melodías líricas


                                              Al final siempre era un regalo para ella.



chicles Barna II

Plaza de España en Barna, en la subida hacia las fuentes, impresionante el número de chicles por metro cuadrado que se pueden encontrar












martes, 2 de octubre de 2012

El cartel III

Charlando con un colega sobre el tema el cartel, le decía que en él había una historia, que no se porque  me daba que no solamente te trataba de una expresión artística, sino que se trataba de algo más; mi colega no solo no lo veía así, sino que me miraba con cara de decirme: que coño has bebido y....bueno, yo seguí a lo mio. Por la mañana tenia que acercarme al pueblo de al lado para resolver unos asuntos, hecho este que me permitiría volver a pasar por el cartel y echarle otro vistazo, en algunas ocasiones, los artistas callejeros vuelven una y otra vez a su obra para darles algún que otro remate ; no fue este el caso, no había otros remates, simplemente quede sorprendido, porque todo el texto había cambiado, del ingles había pasado a unos caracteres que no comprendía  quizás fuera un código secreto, o simplemente una forma de anular el texto anterior; afortunadamente, todavía llevaba la cámara en la furgo así es que sin dudarlo le saqué unas fotos.




A la vuelta, sin perder un minuto, colgué las fotos para que el resto de los compañeros las vieran; claramente el cartel tenia un fin y era claro que no era una manifestación espontanea sino premeditada, en el sentido de que ese soporte quizás llevara ya un tiempo comunicando algo, y parecía que podría seguir haciéndolo.



A veces la vida tiene esas cosas de las casualidades que te hacen sentir asombro; uno de los componentes del grupo, había reconocido ese tipo de escritura, se trataba de Hebreo, ¿Hebreo?, si, Hebreo, pero no solamente era eso, también  que se encontraba escrito al revés  él no sabia traducirlo, pero de inmediato se lo envió a un amigo suyo que si seria capaz de hacerlo, el cual confirmó el origen del escrito y apuntó una traducción.




" Amor, yo quiero comerte, las asentaderas"; o dicho de otra manera...... justo lo que tu estás pensando.

He de decir, que en parte sufrí una decepción, lo que en un principio me entusiasmaba por lo que encerraba de actividad artística  se torno en tristeza cuando descubrí que estaba interfiriendo en un dialogo que ni a mi ni a nadie -salvo a una persona- debería interesar, estaba entrando en una esfera privada que ya no me correspondía.

lunes, 1 de octubre de 2012

El cartel II




El día se levantó claro y yo totalmente obsesionado con el cartelito de marras, más que algo artístico empezaba a sonarme a una historia de otra índole,  subí con la furgo y le hice un par de fotos, observé de nuevo el cartel y efectivamente sentí que la parte plástica había perdido fuerza, pero daba igual, aquel descubrimiento tenia que compartirlo con el resto de los compañeros


                                 Descargué las fotos y las envié por correo al grupo; entusiasmo, lo que se dice entusiasmo no encontré por ningún lado, solo alguna contestación del tipo: "¿El texto dice algo por sí mismo o hay que ponerle imaginación? " o ! me gusta !.



¿Qué querría decir esa frase y a quien iba dirigida?,  ya que la frase tiene un sentido concreto para alguien, no es una oración que sirva de cualquier manera. Bueno de alguna manera el tema estaba medio zanjado, cerré el correo y me baje al taller.

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                                 Hades era una persona inquietante, en algún momento de su vida su cerebro tomó un rumbo inesperado; dedicaba su tiempo a pasear por los caminos del pueblo, tenia un andar rítmico  muy rítmico y característico,  parecía como si anduviera bailando, levantaba todo su cuerpo y luego lo dejaba caer de forma suave, como si caminase saltando olas. Siempre iba vestido de la misma manera: una camiseta de tirantes blanca, que permitía ver su torso atlético  unos pantalones de chándal de algodón azul oscuro cuyo color se antojaba demacrado, agotado por el tiempo y unas zapatillas deportivas blancas cansadas de tanto trayecto, solamente en el verano, durante los días más calurosos se permitía la licencia de cambiar las deportivas por unas sandalias, hecho este que repercutía notablemente en la cadencia de sus andares; el pelo era otra de sus características, era largo, liso , ralo y se movía al compás de su paso. Se le solía ver al caer la tarde, siempre solitario, dirigirse unas temporadas en una dirección y otras en otra , como si la rutina necesaria tuviera que cambiare de acera cada cierto tiempo, siempre con la cabeza alta, con un movimiento de brazos exageradamente pendular,como si un desfile musical se tratara y ofreciendo la sensación de  musitar algún salmo, alguna canción o algún verso, ciertamente siempre que le veía  me parecía que estuviera recitando un poema, aun cuando yo extremaba mi atención y no veía que moviera los labios, pero les juro que a mi me lo parecía; era de estas personas que cuando las ves enseguida piensas:  es un loco o un poeta. Yo siempre pensé lo último.