jueves, 7 de marzo de 2013

Me llamo Ailanto y soy un árbol de los Dioses


Me llamo Ailanto, y soy un árbol de los Dioses, o del Cielo, como más os guste. Pertenezco a una especie algo invasiva, por lo que como los de Bilbao, nacemos casi donde queremos, extrañamente mi familia tiene cierta querencia por desarrollarse en las cunetas de las carreteras, tierras baldias, escombreras, nada exigentes vamos. En mi caso yo lo hice en un terreno  que en otros tiempos fuera huerta, buena tierra, cerca de un pequeño arroyo y al amparo de unos majestuosos chopos que se elevaban hacia el cielo, para mí de forma infinita; las vistas excelentes, rodeado de montañas y con un cielo limpio y cambiante . Por suerte crecí en el centro de la parcela, así es que solamente tuve como competidoras y compañeras a plantas de bajo porte aunque de mucha actividad. Por otra parte nada que ver con las condiciones en las que viven mis parientes de ciudad, que allí les despachan con medio metro cuadrado pensando... no sé  que coño pensarán que somos los árboles, es como si a un humano lo encerraran en una vitrina de dos metros cúbicos toda su vida y además rellena de ese pestilente aire compuesto de multitud de extrañas partículas  que tiñen  necroticamente las cortezas de sus troncos.


El lugar donde vivo es un pequeño pueblo de sierra, Bustarviejo; uno de esos pueblos pequeños del norte de Madrid que vagan sin rumbo cierto a los aires de las circunstancias que tocan. Fué como la mayoría de los serranos,un pueblo agricultor y ganadero, paso de cañada; apartado del tiempo  hasta hace relativamente poco. Más tarde al calor del desarrollo "¿?" un lugar de turismo de ciudad ,el de veraneo en la sierra al fresquito. Con el tiempo y a medida que la ciudad se fue convirtiendo en inhabitable ha pasado a ser un lugar de refugio para un heterogéneo grupo de ....¿insatisfechos soñadores?. De la misma manera que yo pertenezco a una especie invasora, en este lugar también se dan invasiones de otro género, por una parte, los edificios feos, de mal gusto y sin ninguna razón de ser, han ido sustituyendo a las coherentes construcciones típicas de la zona, creando un batiburrillo de imposible solución. Igual suerte ha corrido el paisanaje, distintos grupos de personas han ido asentándose generando un ruido similar al producido por las atípicas construcciones; Importantes aportaciones hacen en este sentido los sectores de la educación - maestros pedagogos educadores...-, el arte - pintores, escultores, actores, escritores....- y el medio ambiente - guardas forestales, operarios de retenes, ecologistas...,  a parte de estos, tenemos como no, que agregar a los oriundos con pedigrí que como las viejas edificaciones nos indican que no hace mucho hubo otra forma de vida. Siempre me he preguntado que fuerzas misteriosas tendrá este lugar para ser elegido como lugar de residencia. 

Al margen de todas estas presentaciones, si algo caracteriza además a esta localidad, es su climatología  una climatología podríamos decir extrema, cuando hace calor, hace mucho calor, pero mucho, cuando está de frió los termómetros se esconden bajo tierra y el hielo se apodera de cuanto líquido fluya, cuando nieva en abundancia - ahora cada vez menos, todo hay que decirlo- árboles,edificios,bancos... brotan del suelo como si de setas se tratase y cuando el viento aparece......todo vuela.




 Le presenté el proyecto a Paulete, era y creo que sigue siéndolo  el responsable de las Artes Plásticas del F.I.B. Nos conocimos a través de una galería donde había realizado una exposición "@rbol.es". Paulete era una persona algo menuda, cordial, muy sonriente y con unos ojos claros de los que se desprendía una cálida mirada. Recuerdo que se acercó al taller para comentar la propuesta y ver más ampliamente mis trabajos. Llevaba un tiempo pensando como presentar la idea del árbol como lugar donde se vive, hacer una alusión simbólica al papel que juega en relación con la numerosa variedad de seres que lo habitan de muy diversas formas bien sea utilizándolo como vivienda, como alimento, como posadero de caza, como despensa.....Cuando te paras a observar durante un rato al pie de algún magnifico ejemplar, comienzan a desfilar ante ti, tímidamente en alguna ocasión casual en otras, un sinfín de animalitos que te sugieren una estrecha relación o vinculo con el árbol , esta es la idea que me había plateado plasmar no sabia muy bien como pero si sabia que el soporte tenia que ser un árbol, no podía ser de otra manera.
- En principio lo único que necesitaría, seria un árbol
- Un árbol?
- Si, vamos..., un árbol, pero no vivo, me vale con el tronco y algo de raiz , de unos cuatro metros.
Paulete se quedó un poco pensativo.
- ¿De donde saco yo un árbol?
Yo me quede un poco pensativo
- mmm... Bueno, mi experiencia me dice que no es muy difícil,  se puede mirar en los vertederos, es una verdadera fuente de materiales, y aunque te parezca insólito  también de madera, la gente no valora en absoluto los árboles, ni siquiera para leña, y ahora que hay mucha construcción menos, las cosas se tiran y punto, quitamos veinte árboles grandes para hacer una urbanización y plantamos doscientos palitos en unos cuadraditos que no llegarán nunca a ser  nada. Estaría bien que desde el Ayuntamiento te echaran una mano; entre Medio Ambiente y Urbanismo se tiene que poder localizar algo, también los ecologistas seria una buena fuente,normalmente ellos están atentos a estas cosas. 




Precisamente fue esto, una fuerte tormenta de aire lo que hizo que después de treinta y largos años, mi cuerpo cayera doblegado ante la extraordinaria insistencia del viento; tras un fuerte bamboleo de incesante acá para allá  mis raíces no aguantaron más y se desligaron del suelo , suerte que el ramaje que había ido desarrollado a lo largo del tiempo, amortiguó la caída. Mi primera vida había llegado a su termino, poco a poco las zarzas y demás plantas camuflaron mi cuerpo queriéndolo preservar como alimento de los seres más pequeños, larvas, insectos y xilofagos serian mi nuevos propietarios hasta dar por extinto mi cuerpo, aunque para eso todavía faltarían muchos años. Lo que jamas hubiera pensado es que a partir de entonces iba a comenzar una segunda existencia, marcada por los viajes; si, digo bien, un ser como yo, fundamentalmente estático  no por deseo, sino por naturaleza, iba a tener la oportunidad de trasladarme y conocer mundo,  de experimentar la sensación de viajar yo solo, como en un trono, bien acompañado o casi hacinado como si fuera ganado.Visitar sitios tan extraordinarios como el mar, o tan insólitos como un museo, que es un lugar donde parece que recalan objetos muertos para que las personas les contemplen.


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