Pensar, observar, reflexionar son actividades que ocupan gran parte de mi tiempo; me pica la curiosidad, los órdenes establecidos, la naturaleza de las cosas, las respuestas a tantas y tantas preguntas. Cuando veo una hormiga, me acerco a ella, la observo, la sigo, y acabo preguntándome: ¿qué distancia recorrerá una hormiga en busca del alimento? Si es una piña a la que doy una patada, la cojo y por enésima vez repaso con el dedo su crecimiento en espiral y me pregunto: ¿por qué el crecimiento espiral en la naturaleza?, pero esa espiral ¿gira a la derecha o a la izquierda? Cuando me cruzo con alguien del pueblo u observo a las personas, me pregunto: ¿qué sucede para que los humanos seamos incapaces de relacionarnos de forma más armoniosa? En realidad cada acto del ser humano puede estar rodeado de cientos de preguntas y yo creo que el cerebro va dando respuestas a todas ellas, y de las que no obtiene un resultado satisfactorio, las envía al consciente para que este establezca hipótesis asumibles; en esa orgía de emisores, receptores, neuronas... o no sé qué gaitas, yo intento quedarme con una parte plástica. Mi forma de aprendizaje esté més ligado al campo visual, y hay algunas preguntas que tienen una carga estética importante, en este caso me refiero a las preguntas sobre el cosmos, y a la teoría del Big-bang como respuesta, a pesar de que continúa pareciéndome una respuesta un tanto religiosa en cuanto que hay que echar mano de la fe para aceptar cosas, que ni se ven ni se entienden. Me parece muy sugerente y muy plástica ,la continua expansión a partir de un punto hasta un máximo para luego retraerse hasta acabar concentrado todo de nuevo en la mínima expresión; si aplicamos esta teoría a los seres vivos, nos daremos cuenta de que algo de eso hay. Una persona proviene de la unión de dos precursores diminutos, alcanzamos un crecimiento máximo a lo largo del tiempo, y a lo largo de no menos tiempo, volvemos a ocupar en forma de polvo un espacio muy pequeño; esto suele ser lo común en los seres vivos, y de entre ellos, el ejemplo que me parece más visual, es el de los árboles.
El desarrollo de los árboles, o mejor dicho su expansión, es el modelo que más se me asemeja a el Big-bang; partiendo de una pequeña semilla, en la mayor parte de los casos más o menos esférica, si anulamos sus dispositivos de vuelo, este ser se proyecta en todas las direcciones, hacia el cielo, y hacia el interior de la tierra, hacia el norte y hacia el sur, se podría decir que en la linea de tierra tiene un eje de simetría,estableciéndose un concordancia entre el desarrollo radical y el foliar dándose algunos casos, si el humano lo permite y no lo corta antes, en que el árbol se vuelve esférico, ya que las raíces pueden elevarse por encima del suelo y a su vez las ramas más bajas caer hasta lamer el mismo.
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