Poder: dominio, mando, imperio, jurisdicción. Añado: herramienta de la que se sirve el ser humano para subyugar o someter a un semejante.
Echando un vistazo a un libro sobre la prehistoria, observé que la mayor parte de los primeros objetos o utensilios fabricados por aquellos humanos podían ser de carácter bélico; en los epígrafes correspondientes que daban título a dichos trabajos aparecían los sustantivos flecha, lanza, arpón... El autor esgrimía la necesidad de obtener mejores y más eficaces instrumentos para cazar. En aquel momento sentí que aquellas herramientas significaban la posibilidad de ejercer el poder para someter a los semejantes; y reflexioné sobre la estética del poder, plasmándolas, posteriormente, en una serie de piezas bajo ese título. Lo más obvio eran las características derivadas de la propia función: filo, punta, contundencia, manejabilidad, conceptos que, al trasladarlos a nuestro tiempo, habría que añadir: sutileza, belleza, anhelo, además de la transformación de la herramienta en un símbolo sugestivo, en objeto de deseo. Porque hoy la manifestación del poder no es la gacela muerta para que el clan se alimente, sino la herramienta en sí, aquello que nos permite enriquecernos personalmente y diferenciarnos del resto de los mortales. Y esto requería un tratamiento actualizado de las piezas: así el pulido de la madera ya no tiene carácter funcional sino simbólico, esa sutileza mediante la cual el poder de atracción emana de la calidad de la madera.
El poder no solamente ha sido ejercitado por los políticos o los militares, otras organizaciones sociales también han recurrido a él para lograr sus fines, y no se puede olvidar que siempre son personas concretas las que conforman una organización. La obra "Papa" ahonda en este mensaje del poder sutil: las religiones han ejercido, a lo largo de los tiempos, de juez de la evolución humana, jugando con la incultura y los temores de las personas; han detentado el poder para someter a la humanidad en beneficio de unos pocos. En contadas ocasiones se ha puesto en entredicho su labor, pero siempre han estado ahí, flotando sobre nuestras cabezas, por encima del bien y del mal. Un poder, en definitiva, que condiciona nuestras vidas sin que apenas lo notemos.
Cuando titulo "Pasión" no quiero decir solamente sexo, sino todos los registros emocionales que de una forma u otra se ponen de manifiesto en las relaciones sentimentales o afectivas. En ellas, según mi opinión, es donde se desarrolla una de las luchas más feroces por conseguir el poder, dada su prolongación en el tiempo; normalmente no hay violencia física -aunque muchas veces, por desgracia, existe- pero sí subyace una tensión contenida continua. He constatado que la mayoría de las disputas o enfrentamientos que se producen en una relación sentimental carecen de argumento -salvo el deseo personal- y son puras estupideces que lo único que pretenden es la victoria de uno sobre el otro para así arrastrarle hacia los intereses del vencedor, aunque no sean compartidos. De esta forma lo que generamos es un clima que, en la mayor parte de las ocasiones, nos lleva al resentimiento y al vacío. Es bonita la pasión, pero solo si la razón la acompaña, de lo contrario, solo es una mera explosión.
El poder expresado a través de la pieza titulada "Hoja" corresponde al de la totalidad, y a mi juicio es el poder ejercido por la Naturaleza: ella se repone constantemente de cualquier herida que podamos infligirla; durante los millones y millones de años de su existencia ha demostrado tener una capacidad de transformación, asimilación y aclimatación increíbles, modificando, no a su antojo, sino a su necesidad, seres de mil y una condición. Entre otras cosas, la Naturaleza es inmensamente tolerante. Faceta ésta que a los humanos nos queda por aprender.
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